Creo que desde la caída de las torres gemelas en el año 2001, y hasta el inicio de la pandemia en el 2019, nuestra humanidad ha vivido una constante de eventos amenazantes, con lo cual “el miedo” pareciera estar en campaña. Por esta razón es que el consumo de fármacos anti estrés y antidepresivos ha aumentado en las últimas décadas alcanzando cifras por encima del 65% de la población consumiendo algún tipo de tranquilizante.
¿Acaso es verdad que la posibilidad de la extinción de nuestra especie está cerca?
Tal vez sea cierto y estos tiempos apocalípticos se están revelando día a día, sin embargo creo que gran parte del miedo actual es bastante psicológico y es probable que “el miedo” esté siendo utilizado como un experimento social para controlar a la población.
La herramienta más eficaz para matar la creatividad y la consciencia espiritual del ser humano es el miedo. Este ha sido utilizado por instituciones religiosas, políticas, sociales, familiares y a veces hasta por aquellos que dicen amarnos.
Es normal que sintamos miedo porque está grabado en nuestro sistema de supervivencia y alguna vez fue muy útil para hacer que nuestra especie sobreviviera ante amenazas reales. Sin embargo, ese instinto de supervivencia pertenece principalmente a nuestro “cerebro reptiliano” y en automático está siempre protegiéndonos de posibles amenazas. Es una parte de nuestro cerebro muy primario y reptil que activa el “modo supervivencia” y por lo tanto requiere del efecto químico para poder huir rápidamente, esconderse hábilmente o atacar con fuerza.
Hoy en día deberíamos estar supervisados por la Consciencia que se desarrolla más en el neocórtex y de esta manera tendríamos muchos más humanos viviendo en una mente serena y plena en lugar de estar dominados por instintos muy básicos que pertenecen a estados muy lejanos en el desarrollo de nuestra especie. La cuestión es que “el miedo” ha resultado ser uno de los factores más poderosos para mantener el control sobre las masas. Eso significa que no se le ha erradicado porque es útil para quienes imponen los paradigmas a nuestras sociedades caóticas y enfermas. Es preciso, ser capaz de descubrir los miedos que te encarcelan y que te impiden volver a conectar con tu parte espiritual y desarrollarte como un ser humano integral. Desde la mirada del que ha Despertado, el miedo es exactamente lo contrario al amor.
Cuenta una leyenda que Hades, el señor del inframundo, en su lucha constante contra el amor, estaba buscando cuál de sus sirvientes podría enfrentarse y derrotarlo. Por lo tanto convocó a una reunión para descubrir el mejor candidato. El primero que fue enviado a la batalla fue “el odio”, pero no tardó mucho en volver sin éxito, luego se envió a la “envidia” pero también fracasó, así pasaron los celos, la manipulación, la ira y muchos más, sin obtener buenos resultados. No obstante, por ahí había un personaje pequeño, casi imperceptible que siempre se ofrecía para ir a combatir, pero que nunca había sido elegido. Sin embargo, quedando tan pocos disponibles, Hades decidió enviar a aquel ser extraño a la batalla. Se llamaba “miedo”, el cual tardó poco en traer el corazón del amor en sus manos y postrarse ante los pies de su amo.
El miedo psicológico siempre procede de la mente o de los efectos que esta ha plasmado en las células del cuerpo o en el cerebro límbico. Muchas de nuestras emociones están matizadas de miedo y surgen desde el subconsciente como asuntos no resueltos. Gran parte de la infelicidad de los seres humanos se deriva del miedo, el cual siempre se manifiesta por recuerdos acumulados o por suposiciones de aquello que puede llegar a ocurrir. En el momento presente y con una mente alerta lo que llamamos miedo, disminuye en importancia, suele verse como un reto, o una situación que hay que interpretar y resolver desde el corazón y con presencia.
Pero es básicamente nuestra decisión de ver la vida desde nuestras memorias del pasado lo que hace sintonizarnos con la frecuencia del miedo. Se dice que uno teme a lo desconocido, sin embargo, es más bien la interpretación de “lo desconocido” a lo que uno teme y esa interpretación está llena de imágenes y asuntos que juzgamos como peligrosos y amenazantes. A pesar de que muchos de ellos no son reales, les otorgamos el poder de trastornar nuestra vida. En realidad aquello que es nuevo, aquello que se puede ver con ojos nuevos, desde el corazón y sin mente, puede ser percibido con interés.
Creo que cuando uno se hace de una consciencia más plena, resulta estimulante encontrarse con los desafíos que la vida pone en el camino. Si partimos de la idea de que “el juego de la vida” está diseñado para hacernos crecer y ser mejores, entonces es justo y natural pasar por etapas oscuras, como diría San Juan de la Cruz “noches oscuras del alma” en las cuales uno tiene la posibilidad de descubrirse y realizar una mayor identificación con el Ser, con el sentido de la vida, con lo trascendente. Solo imagina por un instante la clase de persona que podrías ser si vivieras sin miedo. Esta humanidad requiere de humanos libres, creativos y plenos y eso solo se logrará a partir de la desaparición del miedo.
En mi experiencia y por los procesos que he vivido a través de este Despertar, te puedo comentar que hoy me siento mucho más libre y eso sin duda se debe a que no tengo miedo a la vida.