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La Felicidad

A mí me llama mucho la Atención la manera en que hoy en día, los medios de comunicación y la publicidad siembran en el ser humano la enorme necesidad de alcanzar la felicidad.

 

En la carrera hacia la felicidad se sufre mucho, porque son demasiados requisitos los que hay que reunir. Este concepto de “la felicidad” ha sido muy explotado y es común en estas sociedades modernas creer que hay que ser felices siempre. Esto en ocasiones implica el rechazo de sentimientos y estados como la tristeza o la soledad e incluso el silencio.  Nos venden como felicidad un mundo ruidoso, acelerado y eufórico, del cual puedes escapar ocasionalmente comprando unas vacaciones que también te prometen una “felicidad” paradisiaca o aventurera, sea cual sea tu preferencia. 

Por lo tanto, no cualquiera puede ser feliz, pues “la felicidad” se plantea como un factor externo que tiene un costo y que solo los más exitosos logran adquirirla. La verdadera felicidad existe y es muy saludable, pero es un estado de flujo difícil de retener, aunque puede ser activada por algún factor externo, suele ser pasajera y tratar de retenerla implica un esfuerzo que puede derivar en angustia y por tanto en infelicidad.

Por eso, si deseas un estado de bienestar perdurable, entonces debes ser capaz de discernir entre la paz y felicidad. La paz se deriva de un estado interior  de aceptación y de atención al presente y la felicidad se presenta por lo general ante eventos o circunstancias que vienen del exterior, por lo tanto no depende de uno, si no de factores externos.

Es algo ridículo porque, tal pareciera que la felicidad es una plataforma en medio del mar a la cual hay que llegar nadando venciendo todo tipo de obstáculos y el que la obtiene gana un cierto estatus.

Una vez alcanzada esa plataforma, uno cree que se puede ser feliz por el resto de la vida. Claro que para lograrlo hay que cumplir con una serie de condiciones que nuestra sociedad nos exige. Por lo tanto a dicho estado no se accede fácilmente, por el contrario, es parte del éxito el saberse vencedor entre otros que nunca llegarán a “la plataforma de la felicidad”.  

Evidentemente todas esas cosas que la publicidad nos muestra como el auto de lujo, el reloj de oro, la mansión, la vida cómoda, los viajes, la pareja perfecta y familia ideal, son en realidad objetos externos con un alto costo tanto energético como económico.  Yo vuelvo a mirar estas formas de pensar como muy enfermas, ya que hacen que todo el enfoque de nuestra energía esté mirando hacia la manipulación y control de los eventos de la vida. Como si la vida fuera algo que pudiera estar bajo nuestro control. Lo más curioso es que aun quienes llegan a alcanzar todos esos elementos que conforman “la plataforma de la felicidad”, llegan a la meta y descubren que ahí no estaba la felicidad; tal vez está un paso más adelante… cuando sea más rico, cuando tenga un buen amante, cuando mis hijos me valoren, cuando tenga eso o aquello bajo control, cuando sea poderoso y reconocido. El cuándo, siempre estará  presente unos pasos delante de nuestra realidad.

El caso es que el ser humano está siendo engañado, siguiendo al conejo mecánico como un galgo que corre desesperado tras la presa. 

 

Por este motivo en ciertas tradiciones místicas existe la frase “suelta la presa”, deja de perseguir aquello que anhelas. Date cuenta de una vez que estás siendo engañado, detente y observa, siente y vive el presente. Luego mira que la felicidad basada en lo exterior no produce el bienestar perdurable que tú quieres. Eso solo es un estado de flujo, al que llamas felicidad, al cual atrapas momentáneamente y vuelve a escaparse de tus manos, luego entonces buscas que te faltó por completar, para volver intentar alcanzar esa “felicidad” y una vez más inicias el proceso de búsqueda y esfuerzo para lograr treparte a la plataforma que te dará el estado que tanto anhelas.

 

No obstante puedes estar toda una vida en este juego de ansiosa inquietud, sin tener paz. Decía Mark Twain:

“Cada vez que te encuentres del lado de la mayoría, es momento de tomar una pausa y reflexionar”

 

Yo creo que ya ha llegado el momento de ser capaces de interpretar la vida de una forma distinta sin  pretender tantas cosas sin dejarse atrapar por un sistema que nos mueve y utiliza cual marionetas en función del consumismo que siembra en nosotros la idea de que somos incompletos.

 

Tal vez eso es la gran mentira que ha hecho que estas sociedades enfermas se sientan decepcionadas de la vida al no poder hallar un verdadero estado de paz y realización.   Pero, yo me pregunto: ¿qué sucedería si un buen día descubrieras que ya eres completo? y que tantos esfuerzos son absurdos al igual que tantas pretensiones y cosas por obtener.

 

Tal vez estés muy cerca de ese momento y por eso estás leyendo este texto, probablemente estés a punto de descubrir que no tiene sentido perseguir un estado de flujo como la felicidad porque es algo que no puede retenerse ni con todo el oro del mundo.

 

Por el contrario, si tan solo te detienes y volteas tu mirada y tu energía hacia tu interior, es probable que seas capaz de conectar con “aquel” que te habita y de esta manera descubras qué de ese Ser emana una paz que genera un profundo gozo. Aquello en tu interior  no es la felicidad que te han vendido los medios de comunicación, porque es perdurable y porque aquello no depende de ningún objeto o circunstancia del exterior.

 

Así pues, yo te digo no tienes que moverte, ni un centímetro, ni siquiera renunciar a lo que eres pues hay dentro de ti algo tan grande, pleno y perfecto que supera a la Felicidad que viene del exterior.

                           

                                                                                                          Anton.

Para disfrutar o mejorar tu vida, primero necesitas eliminar todo aquello que impide que entres a un nuevo estado de Bienestar.

Existen técnicas muy sencillas que te ayudarán a lograrlo.

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