Es muy interesante ver que este tópico ocupa la mente de muchos de nosotros, tal vez porque intuimos que el Amor puede ser la respuesta a muchas de las carencias que hemos tratado de llenar con emociones, experiencias y compañías que simplemente no llegan a vibrar a la altura del Amor.
Sin embargo, nos mantenemos buscando aquello que nunca ha estado oculto, ya que uno al nacer ya contiene la genética y la química que ha sido fruto del amor. Refiriendo aquí como amor al acto de Ser, y no al de hacer. Porque no todos hemos sido traídos a este mundo con amor y no obstante todos, digo todos sí somos producto del Amor.
A esta altura, tal vez pienses que mis palabras solo complican mas la descripción del Amor. Pero en realidad, solo quiero contribuir a la destrucción de este concepto que hay en tu mente sobre el Amor… ¿y por qué? Simplemente por que el Amor no puede ser un concepto, ni algo de lo que uno pueda agarrarse como un animal desesperado ante el riesgo y el miedo a la muerte.
Amor es una frecuencia vibratoria, que unifica el campo cuántico en una sola energía llamada Aceptación. Amor es esa frecuencia que sostiene la vida, aun sin ser percibida, como el agua es para el pez. Creemos que el amor depende de nosotros y de nuestra capacidad de atraerlo o hasta comprarlo, sin embargo, el amor es como la luz solar: no excluye y está disponible para todos.
Tal vez por eso los poetas se han obsesionado tanto con él, su sensibilidad les hace temblar ante dicha presencia y aún así no han logrado describirlo. En su forma más burda, el amor se busca rondando los burdeles y las iglesias, y la única razón por la cual ahí no se le encuentra es por que en ambos casos, tanto las prostitutas como los santos, son seres ocultados por la sociedad, despreciados por atreverse a ir al limite y mostrar la cara de un amor incomprensible y frío. Pero, no pretendo hacer un tratado sobre el Amor, solo dejar claro que yo al igual que los poetas, no puedo describir lo indescriptible, no obstante me atrevo a decir y a compartir contigo que ese extraño acompañante siempre estuvo a mi lado.
Aunque confieso que nunca lo pude ver hasta el momento en que empecé a vivir en el instante presente, entonces, “eso” me tomó como una fuerza inexplicable, se apoderó de mí sin pedir permiso. Aunque ahora sé que siempre está, no siempre ocupa mi espacio, pero yo sé que “eso” no se ha ido, simplemente, cuando yo me pierdo él me observa en silencio esperando ser percibido una vez más. Y “eso” que he experimentado tan grato y pleno, apenas puedo atreverme a ponerlo en palabras para describirlo como Amor.
-Anton Teruel –
Autor de 5 libros




